A la vista de los últimos acontecimientos sobre la imagen de Andalucía en el resto de España y también en parte a mi experiencia personal como andaluz de adopción, me siento en la necesidad de expresar lo que creo que me parece lógico pero que hay gente que parece que no entiende.
Y es que los andaluces tenemos fama de ser simpáticos, divertidos e incluso todos destacan ese “algo” que dicen que tenemos (no sé exactamente a qué se refieren) y que me da algo de miedo saberlo porque a continuación el circulo de los fans de los andaluces te golpeará con un topicazo acerca de nuestra tierra. Es probable que unos segundos después te pidan que les cuentes un chiste o te pregunten si sabes bailar sevillanas.
A continuación irán más allá y te dirán que los andaluces no trabajan porque tienen mucho sentido del humor. Es lo mismo que decir que un huevo y una castaña son iguales porque tienen forma ovalada. Lo mismo.
Por cierto, que estos prejuicios sobre los andaluces no se quedan sólo en una mera conversación informal. Ahí tienen al señor Duran i Lleida, haciendo crítica de los niños andaluces. Yo me sentiría ridículo haciendo esas afirmaciones, más aún sabiendo que tan criticable es el particular habla de un catalán como el de un andaluz, sobretodo porque cada uno tiene su particular acento que enriquece el idioma y que además se encuentra reconocida por la propia RAE. Aquí tenemos el ejemplo más claro de que tener un cargo importante no implica tener sentido común o ser alguien con dos dedos de frente.
Aunque de lo que me sentiría verdaderamente avergonzado es de intentar enfrentar a dos comunidades autónomas para sus intereses partidistas y políticos. Más aún cuando sabemos la importancia de Andalucía, no sólo en el crecimiento económico de Cataluña debido a la cantidad de andaluces que allí trabajan desde hace décadas sino incluso en la política (Por citar un ejemplo, José Montilla, ex presidente de la Generalitat es de Córdoba).
En definitiva, que hoy estoy cansado de este tipo de actitudes que menosprecian a los andaluces y me pongo en pie de guerra. Quien quiera unirse a la batalla que trabaje con buen humor, aunque eso signifique ser confundido con un andaluz, porque la contienda de los prejuicios es la más dura de todas las batallas.
Dani Rovira, sobre los andaluces. Grande