Hoy es un día triste para el universo virtual: La ley Sinde pasa la criba del senado y está a la espera de su posterior aprobación en el Congreso de los Diputados. Y no es una victoria para la cultura, se trata de un triunfo de las grandes multinacionales del consumo, que dirigen a millones de personas y las tratan como borregos diciendo qué es lo que está de moda y que deben comprar.
Sinde, galante dedefensora de la industria |
El nacimiento de Internet se postuló como una revolución del poder, que por primera vez podría ir de abajo a arriba. Hoy, la nunca satisfecha Ángeles Gonzáles-Sinde nos da muestras de su impostado socialismo. No teníamos suficiente con pagar la conexión ADSL más cara de Europa, con tener que pagar un canon absolutamente arbitrario e injusto como el que sacia las ansias de la SGAE, sino que ahora pretenden prohibirnos las páginas de descargas.
Y es que, en tiempos de crisis, no hay nada mejor que distraer la atención con medidas como estas. Abochornado me quedo, a ver al más alicaído presidente del Gobierno, bebiendo del regazo de Obama (el de podemos), al darle instrucciones de ordenar el anteproyecto de esta ley, sin precedentes en nuestro país. Así lo revela el diario 20 minutos, en uno de los cables de wikileaks.
¿Un intento de salvaguardar la cultura?. Lo dudo mucho, y es que esto señores no se trata más que de una cuestión de intereses. El problema de la mal llamada piratería lo tienen los mismos que pretenden dar la solución. Ahora el poder de la industria del entretenimiento (que no cultura) pasa de las grandes multinacionales a las operadores que distribuyen Internet. Empresas como Telefónica saben que los usuarios tienen contratan sus tarifas de ADSL precisamente por las descargas. Los soportes, como los ordenadores Sony, permiten copiar CD´S y descargarse archivos de música o películas a priori, ilegales a los ojos de la industria.
Internet libre |
Sin embargo, internet parece que está viviendo una revolución en todo este asunto y ya son muchas las páginas que están promoviendo iniciativas para que en el momento en el que se apruebe la ley, pueda ser derrogada si se llevan 500.000 firmas. Esperemos que no nos quedemos atrás en este asunto, como en tantos otros donde déjamos que nos tomen el pelo descaradamente.
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