martes, 23 de noviembre de 2010

Los zapatos de Óscar

"Cuando pienses en volver, aqui están tus amigos"
Pedro Suárez Vertiz

Con una maleta azul, algo desgastada, y una mano delante apareció Óscar en el inmenso aeropuerto de Barajas procedente desde Sucre, en Bolivia. Un vuelo de larga distancia, donde el cansancio y los anhelos por un mundo mejor se percibían en su rostro anguloso. Dar un paso así no debe ser fácil y más si lo vemos desde nuestra cómoda perspectiva. Probablemente hay que sopesar y hacer muchas listas de pros y contras para decidirse a cruzar el charco.

Se instaló en una pequeña localidad de Madrid, un pueblo sin demasiada historia pero que intentaría devolverle el rumbo a su vida. Dejó atrás un negocio de calzado, que tuvo que cerrar sus puertas ante la avalancha de deudas, que no de clientes. Su historia tampoco se sale demasiado de lo habitual, al fin y al cabo constituye un número más en esas cifras que escuchamos por los noticieros a diario.
Sin embargo, la frialdad de las estadísticas se resuelve con la cercanía de las personas.

Es la historia de Óscar, un boliviano de 38 años que comenzó sus pasos en la “patria española”, como conocen los residentes de su país. Atrás dejó dos “chamos” ya algo creciditos, teniendo en cuenta que en estos países la adolescencia dura menos.

Instalarse en este pueblo de Madrid al principio no le resulto demasiado fácil. Hay que decir, que la gente no ayudo demasiado. Miradas que hablan por sí solas y mentes cerradas que no entienden de otras culturas no favorecen demasiado su integración. Su primer objetivo, obviamente, fue encontrar un trabajo que le permitiría subsistir. Empezó a cuidar de una señora mayor por horas y así de paso iba ahorrando algo de dinero para montar su propio negocio de zapatos, un sueño que deseó con todas sus fuerzas.

En un pequeño sillón reclinable pasaba las noches cuidando de esta señora. El marido de ésta, no le tenía demasiado aprecio. Le insultaba y criticaba duramente porque según él, no desempeñaba bien su trabajo. Óscar salía de su trabajo con los ojos como si hubiera pelado ajos durante toda la noche, aunque por su bien no lo podía revelar a su familia. Sería una deshonra.

Sin embargo, eso no impidió que empezará a conocer a la otra asistente que le relevaba en el turno. Sara, que así se llamaba la mujer, era una mujer con mucho tesón y responsable, aunque también vivía entre indiferencia y temor la llegada de inmigrantes a nuestro país. Unas primeras tímidas conversaciones, le sirvieron para ver que ese hombre, al fin y al cabo, era como el resto y tenía los mismos objetivos que ella, sacar a su familia adelante y vivir de una manera decente.

Con el tiempo comenzaron a salir, aunque sus hijos no aceptaban la relación. Iba de vez en cuando a la casa de Sara, y comía rápido, no por gula, sino por sentirse a veces incomodado por la tensa situación que se producía. Sin embargo, Óscar, en un gesto de agradecimiento les regaló unos zapatos, sus primeros zapatos en España, a los hijos de Sara. El muro de la intolerancia se fue derribando y su actitud cambió tímidamente, entendiendo el duro camino que ha tenido que llevar desde su llegada a España

Con el paso de los meses iba prosperando en su zapatería, se seguía viendo con Sara, aunque ninguno de los dos se sentía con ganas de ponerle un nombre a su relación. Simplemente se limitaban a disfrutar.

Desgraciadamente, el negocio de Óscar comenzó a vivir las aguas tortuosas de la crisis. Como un tornado vio como en poco tiempo su negocio se hundía y los pocos ahorros que había conseguido, iban quedándose en nada. Después de mucho pensar, sabía que su única e incierta solución era volver a su país, aunque ya no lo haría como una cifra más como en las noticias, sino con un nombre que se había labrado entre la familia de Sara, que vivió con gran tristeza su marcha a su país de origen, ¿Quién se lo iba a decir, verdad?.

Escucha "Cuando pienses en volver" de Pedro Suarez Vertiz

1 comentario:

  1. Me ha gustado muchisimo el relato, me has emocionado con una historia cotidiana, aunque por la forma de escribirlo lo has hecho único. Gracias por todo

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