Corrían otros tiempos, dicen, cuando los españoles veían en
los años 70 esas películas de pintorescos personajes, un poco paletos y falto
de miras denominadas “españoladas”. Casi como un género propio, algunos entrañables
actores como Alfredo Landa, Esteso o Paco Martínez Soría interpretaban a
personajes un poco bobalicones que se dejaban sorprender por las costumbres
extranjeras, las faldas cortas de las suecas y los Cadillac de lujo que
paseaban por una España lúgubre, de rebajas y con una mentalidad algo
cerradita.
Tradicionalmente denostadas, estas películas han servido
para hacer una crítica a la sociedad española de la época y teniendo en cuenta
la dictadura que aún se vivía, evidentemente había que sortear la censura para
poder decir las cosas entre risas y chascarrillos, algo muy típico español.
La historia del cine a veces no es más que una réplica de la
realidad. En esos ciclos de cine que ahora La 1 en un plan de austeridad
demoledor para su audiencia, ha decidido volver a emitir, nos encontramos con
situaciones similares a las que vivimos en la actualidad. Un buen ejemplo de
ello es “Bienvenido Mr Marshall”, una película que recoge el entusiasmo de
recibir a los americanos en un plan de “rescate” que sin eufemismos supuso la
rehabilitación de parte de la economía española.
Desgraciadamente la historia se repite, aunque la gente por
lo general no se muestra tan entusiasta en vitorear a los alemanes (que en este
caso serían los nuevos estadounidenses). Ahora
más que Cadillac portan Mercedes y un sinfín de condiciones para recuperar la
estabilidad “ganada” entre ladrillos y castillos de arena.
Paradojicamente en esa época eran muchos los españoles que veían Europa como el progreso y el punto de mira para dar el salto e integrarnos con el resto. Ahora hoy muchos se cuestionan la cosa europea, mientras la tragedía griega, la prima de riesgo y los mercados hacen tambalear las ilusiones varias del llamado "proyecto común" para todos los europeos.
Los nuevos emigrantes
tampoco serán campesinos que deciden emigrar a otras tierras en la búsqueda de
un futuro algo más digno, sino jóvenes sobradamente preparados que abandonan el
barco porque hay demasiados piratas en el mar. Sin embargo, pese a todas las
diferencias, la morralla política, la falta de perspectiva económica y los
errores del pasado se vuelven a repetir. España, como cualquiera, tropieza dos
veces en la misma piedra, o mejor dicho en el mismo iceberg –haciendo de nuevo un
símil cinematográfico-
Hay que agradecer a La 1 la emisión de estas películas pues
nos permiten revivir momentos pasados y hacer balance. Aunque los que están más
agradecidos por el ciclo “cañí” que emite la pública es la competencia. Los datos
del mes de junio dejan un balance desolados en la llamada “televisión de todos”.
Menos del 10% de cuota de pantalla y por primera vez en años ha caido a la
tercera posición. ¿Será que los españoles ya no son iguales que hace 40 años?