Jarcha// Libertad sin ira
La banda terrorista ETA anuncia el abandono de las armas de forma definitiva, lo que supone un momento histórico para una sociedad que pedía y gritaba con fuerza el fin de la violencia armada y de la dictadura del terror. El primer paso de este cese de la violencia tuvo un tímido anuncio hace tan sólo 3 días, en la Conferencia de San Sebastián y hace unas horas se ha forjado el anuncio definitivo en el periódico de cabecera de los terroristas, el diario “Gara” y en un video, nada desdeñable, que ponía punto y final a uno de los episodios más negros de nuestro país.
El resultado que deja la banda no es para nada motivo de satisfacción. Más de cuarenta años de represión y más de 800 víctimas. Por desgracia, no son números, son personas con nombre y apellidos, que defendieron con vehemencia la democracia y lucharon por construir una sociedad basada en la libertad y a cambio recibieron disparos. En muchos casos, la clase política, independientemente de su color vivió en su piel la extorsión y la amenaza de los abanderados por una causa perdida.
Y digo perdida porque los españoles dijeron basta hace mucho tiempo. Querían que la sociedad enmudeciera y sin embargo todos gritamos más fuerte para luchar contra la dictadura de la violencia. “ETA, aquí tienes mi nuca” se escuchaba al unísono, en un desgarrador sentimiento que aún me viene a la cabeza y en donde no puedo evitar cierto escalofrío cuando recuerdo las manifestaciones que se llevaron a cabo por toda España para evitar el asesinato del edil popular Miguel Ángel Blanco, en 1997.
Son muchos los expresidentes del Gobierno de España que han intentado resolver el conflicto armada Y aunque unos se tiren dardos a los otros, todos han intentado de manera más o menos lícita conseguir el final de la banda terrorista. Desde González, hasta el acercamiento de presos de la etapa de Aznar, o las negociaciones en el mandato de Zapatero. Nunca estuve de acuerdo en sentar a los terroristas a negociar, aunque no dudo de la buena intención de los expresidentes.
Y parece que tras los últimos años, donde la banda mostraba claros síntomas de debilitamiento han decidido tirar las armas para “conseguir un escenario de paz y libertad”. Todo ello anunciado en un video caricaturesco donde un portavoz acompañado de otros dos miembros de la organización daba un discurso de tinte diplomático que contrastaba con el impacto visual de las capuchas que impedían ver sus rostros, demostrando una vez más la cobardía de los criminales al no dar la cara.
No quiero pecar de pesimista, pero aunque hay motivos para la esperanza, la organización no va a desaparecer como tal sino que va a luchar por la libertad de los presos etarras y además van a seguir contando con su propio aparato político (Bildu) que sigue sin condenar la violencia y campa a sus anchas por los ayuntamientos del País Vasco. Todo ello a tan sólo un mes de las elecciones generales.
Hoy más que nunca debemos sentir el coraje de todos aquellos los que dieron su vida para que viviéramos en un país más libre. Esta entrada va dedicada a todos aquellos que a pesar de tener que mirar todos los días debajo del coche ante el temor de encontrarse un artefacto siguieron trabajando para no rendirse ante las presiones. También a todos los políticos y empresarios que a pesar de llevar escolta no abandonaron sus obligaciones pese a saber los riesgos que corrían. A los periodistas que siguieron escribiendo sus artículos a pesar de estar en el punto de mira de la banda por criticar sus acciones y en definitiva a todos aquellos que creyeron en la libertad y que gritaron bien alto para que se les escuchase.
Libertad sin ira// Jarcha